Después de un largo y pesado entrenamiento, ¿quién no ha sentido ganas de desatalajar rápidamente y llevar al caballo al establo?
Esta tentación la hemos sentido muchas veces, lo importante es que no la llevemos a cabo, pues como buenos jinetes JAMÁS debemos olvidarnos de los cuidados que viene después de la monta y que son tan merecidos
Primero un masaje
Una vez terminado el entrenamiento en el picadero, un trabajo de doma o cualquier otra actividad, debemos dejar que el caballo camine, despacio, por un período de tres o cuatro minutos. De esta manera la silla frotará su lomo, dándole un suave masaje y restableciendo una circulación normal, además el caballo se estirará y lentamente se enfriará y bajará sus pulsaciones.
Una vez terminado el entrenamiento en el picadero, un trabajo de doma o cualquier otra actividad, debemos dejar que el caballo camine, despacio, por un período de tres o cuatro minutos. De esta manera la silla frotará su lomo, dándole un suave masaje y restableciendo una circulación normal, además el caballo se estirará y lentamente se enfriará y bajará sus pulsaciones.
Si nos encontramos en invierno o en un tiempo frio, se puede cambiar el masaje de la silla por un enérgico estregado. Lo que debes hacer es tomar un puñado de paja para limpiar el sudor y así reactivarás la circulación y evitarás el riesgo de malos enfriamientos.
Una fresca ducha
Siempre y cuando nos encontremos con una adecuada temperatura y si el caballo lo requiere, por que tiene barro pegado, está cansado o tiene los tendones débiles, es aconsejable darle un buen duchazo. Para que éste sea eficaz te recomendamos empezar por la parte baja de los miembros e ir subiendo. Si te encuentras en una época de mucho calo puedes, sin inconveniente alguno, empezar mojándole la cabeza, luego el dorso y las crines.
Una vez terminada la ducha es bueno darle una caminadita por el sol y después se debe volver al establo, a la sombra y bajo una temperatura fresca, pues si lo dejamos emparamado lo estaríamos condenando a un enfriamiento. Ya en el establo podemos intervenir con el secador o con un cepillo para hacer caer el agua restante.
Un vistazo a los tendones
Después de un entrenamiento o una salida a cabalgar, SIEMPRE debemos revisar los tendones de nuestra montura. Lo que debes hacer es tocarlos con mucho cuidado a lo largo y ancho con los dedos pulgar e índice y cerciorarte de que no haya ninguna deformación. Además puedes dejar resbalar, al mismo tiempo, tus manos sobre las dos extremidades opuestas y así identificar cualquier anomalía, como una zona de calor anormal o deformidad.
Después de un entrenamiento o una salida a cabalgar, SIEMPRE debemos revisar los tendones de nuestra montura. Lo que debes hacer es tocarlos con mucho cuidado a lo largo y ancho con los dedos pulgar e índice y cerciorarte de que no haya ninguna deformación. Además puedes dejar resbalar, al mismo tiempo, tus manos sobre las dos extremidades opuestas y así identificar cualquier anomalía, como una zona de calor anormal o deformidad.
Una vez realizada estas tareas, que a nosotros como jinetes no nos cuestan mucho, pero que nuestros caballos agradecen como sólo ellos saben hacerlo, tu equino está listo para volver a el establo. Al que no le sobra echarle un vistazo y asegurarnos de que todo esté en orden.
Bibliografía
Enciclopedia Larousse del Caballo. Primera edición. Ediciones Larousse S.A. Dinamarca núm 81. México 06600 D.F.
Enciclopedia Larousse del Caballo. Primera edición. Ediciones Larousse S.A. Dinamarca núm 81. México 06600 D.F.
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